Básicamente, existe dos procedimientos médicos para hacer una liposucción; es decir, con y sin cirugía. El en primer caso, se realiza mediante un método quirúrgico, para la separación y extracción del tejido adiposo; en tanto que la segunda, involucra serie de tratamientos estéticos que consiguen la reducción de grasa localizada, en un procedimiento no invasivo, pero que no suele ser tan eficaz. Te los explicamos uno a uno.
En el primer caso, el procedimiento para realizar una liposucción con cirugía requiere de un equipo médico especializado, así como el uso de una máquina de liposucción e instrumentos especiales para la extracción de la grasa, llamadas cánulas. Éstos son preparados y manipulados por el equipo quirúrgico que va a extraer los depósitos de grasa adheridos en las distintas zonas del cuerpo que van a ser intervenidas.
Este procedimiento quirúrgico es realizado en quirófano bajo anestesia general, mediante una incisión pequeña en la piel, a través de la cual se infiltra el líquido entumecedor, aplicado en las áreas que se desea remodelar. Acto seguido, el equipo procede a retirar la grasa desprendida, mediante un mecanismo de aspiración, a través de un tubo de succión.
Dependiendo de la extensión de piel a tratar, posiblemente se requieran varias punciones, ya que el equipo médico quirúrgico puede abordar las zonas a ser tratadas desde varios ángulos y direcciones, a fin de lograr redefinir toda la silueta corporal. Luego de la succión, se colocan unos pequeños tubos de drenaje dentro de las zonas ya vacías, para retirar la sangre y el líquido que se acumulan durante los primeros días luego de la intervención.
Si el paciente llegara a perder mucho líquido o sangre durante la cirugía, es posible que el médico ordene una infiltración de fluidos por vía intravenosa. Sin embargo, éstos suelen ser casos que se presentan con muy poca frecuencia, que pueden ser tratados por el especialista. Como es protocolo, en la fase post-operatoria, el paciente usará una prenda de compresión en el área intervenida, para facilitar la recuperación.
Por su parte, la liposucción sin cirugía involucra una serie de tratamientos estéticos que intentan remodelar y reducir cada zona dónde hay grasa localizada, mediante el uso de técnicas y equipos no invasivos, pero cuya eficacia es mucho menor que la quirúrgica y puede involucrar meses de sesiones localizadas, hasta lograr ver resultados moderados.